8.Load it up and kill one if it's really real.Tabla Mindless self indulgence.
Balanza desquiciada
Splendid volvió arrastrándose desde quién sabe dónde. Flippy lo oyó sobresaltándose, pensando en soldados asechando en la hierba. Le costó volver en sí. Más que mover la pesa.
—¿Qué ha pasado?—le preguntó, aprovechando su debilidad para usar el cuchillo en la cerradura, finalmente. Algo que había hecho numerosas veces, fugándose, solo para que Splendid lo buscara, cazara y llevara de vuelta, en ocasiones hasta de una estación de policía, manicomio o laboratorio del Pentágono.
Procedió a alzarlo en brazos. El cuerpo de Splendid estaba flojo y sus ojos mojados. Flippy nunca lo había visto tan reducido. Por lo general, destilaba vitalidad.
—He perdido.—musitó Splendid contra la camiseta de Flippy, que alzó las cejas.
—¿Has masacrado a alguien por accidente de nuevo?—Flippy lo dejó caer con tanta delicadeza como pudo sobre el sofá. Splendid volvió en sí, abriendo sus ojos amoratados y entrecerrándolos con aire ausente, pero resentido, antes de perderse otra vez.
—Soy la justicia. Yo nunca perjudico a la gente. Solo los criminales me temen...—un hilo de sangre azulada le bajó por el mentón y Flippy se apresuró a sacarse uno de los pañuelos que Splendid mismo había bordado con sus iniciales, para limpiarle el rastro, preocupadamente.
—Ya, ¿entonces? ¿Splendont?—aventuró, pensativo, solo para que Splendid le empujara la mano, temblando, indignado.
—¡No digas...el nombre de ese...amateur!
Flippy suspiró y utilizó ese momento de distracción para quitarle a Splendid su máscara roja. Este hizo una mueca arisca, pero Flippy lo compensó con una caricia en la mejilla y pareció aceptarlo con resignación, tendiéndose nuevamente.
—¿Y quién podría hacerte daño?
Flippy aprovechó la libertad de sus piernas con una sonrisa disimulada, yendo a la cocina a calentar agua para el té. Al regresar junto a Splendid, le secó el sudor frío que le caía a lados de la cara con una toalla húmeda.
—¿Recuerdas a los malditos mapaches?
—Tsk, pero si hasta yo puedo con ellos...normalmente.—le dio escalofríos a Flippy llegar a las páginas en blanco de su mente, donde Fliqpy había hecho de las suyas, lo que no dejaba de ser terrible ni con meros ladrones.
—¡Venga, son unos taimados! Me han tendido una trampa y...
Lifty se carcajeaba con la nuez criptonítica en la caja entreabierta, mientras que Shifty se mordía los labios con malicia, aplastándole la cara a Splendid contra el suelo.
—¡No es más que un debilucho!
El estómago de Splendid daba vueltas ya, a causa de la influencia de ese elemento sobrenatural, sin duda, como su propia naturaleza heroica, que de nuevo lo había metido en problemas e incomodidades, cada vez más acentuadas.
—¿Es suficiente con golpearlo, Lifty?-Shifty lo agarró por el pecho del traje azul. Su mirada se hundió con perversidad en la de su hermano, como si se leyeran las repugnantes mentes.
—Por supuesto que no.
—¡¿...qué...?!—Splendid estaba desconcertado. Entonces Shifty lo aferró allá abajo.
—¿Te han dado una paliza? Ya...—Flippy lo rodeó con los brazos y Splendid tuvo que reprimir sus enormes deseos de vomitar y llorar.
—Necesito...un baño.
—Ya lo he preparado.
—Y...un traje NBQ.
—...eso ya es más complicado. Pero soy militar. Algo conseguiré.
—Y otro abrazo. Prolongado.
—...no sirve si lo pides.—susurró Flippy, besándole la cabeza.
***
Splendid se quedó dormido. Flippy nunca lo había concebido como vulnerable. Quisquilloso, tal vez. Exagerado. Sobreprotector a niveles maníacos. Posesivo. Histérico. Pero nunca débil, a menos que esos defectos contaran. Alguien que se vuelve loco, mata y no recuerda, no es nadie para juzgar, a su propio ver.
Pero ni siquiera cuando tiene control de sí mismo, Flippy es lo bastante ingenuo como para no saber a qué se deben las marcas en el cuerpo de Splendid y la reticencia a la desnudez, atenuada por la fiebre.
—Maldición.—susurra, golpeando contra la pared.—Esos dos van a pagar por esto.—decide, sombrío, equipándose con sus cuchillos.
—Necesitarás mi ayuda.—su otro yo lo saluda con dientes afilados en el reflejo de la hoja y Flippy se espanta, queriendo tirarla, descubriendo que su brazo no le responde.—¡Quítate ya, marica! A tu novia le daré luego.
Grita y se retuerce contra esa fuerza que sabe propia, pero que no controla. Y luego, esa risa grave y ajena, cubriéndolo todo de estrellas opacas con sangre y saladas con lágrimas.
***
Despierta con la boca amarga debido a la medicación. El cuarto es monocromático pero predomina el negro, hasta que sus ojos se acostumbran a ver el blanco. Manchado con rojo. El resto de los colores vuelven con timidez, acompañando su horror. Su cabeza da vueltas, se tira de los cabellos hasta el dolor, demandando explicaciones a sí mismo. El otro. El terrible. Las páginas en blanco tienen marcas de lo acontecido y las presiona hasta que se dibujan las escenas espantosas, robándole el aliento.
Primero, los mapaches y el cofre con la nuez criptonítica.
—M-mira...ya tienes lo que querías...¿y qué si te piras...? J-je j-je j-je...—Shifty, una puñalada en el brazo, temblando, con Lifty agarrándole los tobillos, una herida gemela en su pierna.
Fue Flipqy el que se echó a reír a continuación.
Flippy encuentra el pellejo de los hermanos al otro lado de la alfombra. Probablemente cargó con una parte de los restos tras divertirse. Algo de su sombra mientras que hundía el cuchillo le revuelve las tripas. Tiene miedo de seguir inspeccionando porque aquella es la vivienda que comparte con Splendid. Se obliga a hacerlo, en vez de llamar con su voz temblorosa.
Su otra mitad se puso los guantes del equipo de protección y regresó. Splendid aún estaba afiebrado y su malestar empeoró al tener esa maldita cosa cerca.
—¿Flippy?
—Trata de nuevo, marica.
(No...¡No!)
Cae de rodillas ante lo que era Splendid en la cama, el desastre casi a oscuras, manojos de carne cortada entre las sábanas y una cabeza desprendida sobre la almohada enrojecida, con los ojos cerrados pensativa y dolorosamente, como cuando meditaba acerca de sus labores de superhéroe.
—No...
Sí. Entonces...
—Monstruo...maldito monstruo.
Se golpea la cabeza con los puños, llorando ruidosamente, pegando alaridos, oyendo risas lejanas que se acercan. Debe ser rápido. Hay un mensaje con sangre en las paredes. Fliqpy debe haber pensado en él, antes de cederle el lugar como un caballero, en su bizarro mundo. "Amor", con rojo. Flippy no necesita recordarlo, solo olerlo y experimentar el cobre carnal en su garganta para saber que ha sido escrito con el órgano arrancado del pecho de Splendid.
—Amor...sí, amor.
Gimiendo interminablemente, saca el cuchillo de su funda y lo dirige a su garganta. Es cuando lo oye y tarda en darse cuenta de que no es una de esas voces que no existen.
—¿Flippy? ¿Eres tú? ¿De verdad?
Flippy traga en seco, con los ojos desorbitados. La cabeza lo mira. Parpadea con debilidad.
La toma entre las manos, temblando casi en sacudidas.
—Dejemos...esto en el pasado. ¿Acomodas mi cuerpo para que pueda sanar?
Si fuera tan fácil con los demás y consigo mismo, que abraza ese cráneo contra su pecho hasta casi romperlo.
Capítulo 5:Confrontar la separación [Final]
No hay comentarios:
Publicar un comentario