Un
héroe de verdad
Él
sabe que tendría que estar agradecido de su gesto, pero le es
difícil. Ha hecho muchos sacrificios para controlarse de hacerse
daño. Y quizás ella haga bien en desconfiar con cautela, porque
rompieron por las circunstancias más de una vez.
Sin
embargo...
—Solíamos
tener una hermosa...amistad, pero...
Sí,
antes de la guerra que todo lo marchitara como un sol abrazador,
abriendo paso a una lluvia de sangre.
Ahora es el invierno y nada
volverá a florecer para que pueda hundirse en su perfume, ignorando
las espinas del miedo.
Y
de alguna manera, lo peor es que si ella accede a abrirle la puerta
unos minutos, es solo porque puede ver a Splendid sentado en el sofá
de su sala. Está demolido hasta que Flaky cierra la puerta y oye los
gritos de sorpresa e igualmente terror.
—¡¿Qué
haces aquí?!
—¡He
venido a evitar que una masacre suceda!
—¡Tú
también me asustas! ¡Matas más gente de la que salvas!
Ella
sale corriendo por el pórtico y tropieza en la escalera, donde cae
en sus brazos, ambos hacia el suelo.
Splendid
sale también de la casa ajena con una sonrisa de disculpa, antes de
que su mirada se afile, contempleando a Flippy, que no puede más que
agradecerle secretamente esa estupidez que le recuerda al sol manso
en un abrazo robado, así sea por última vez.
—Me torcí...el tobillo...ayuda...Flippy...perdona lo que dije...si pudieras...
Ella sigue aterrorizada, se sacude con temblores cuando la carga, pero no se compara eso a los gritos que suelta, apretándose contra él, ni bien Splendid avanza hacia ellos, ofreciendo llevarla al hospital.
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